
En fin, ya he sacado algunas fotos chulas de estas de montones y montones de nieve, de estas que hacen que le entren ganas de decirle a más de un galo lo que es el frío de verdad y que me dejen de ser tan nenas. Cuando las pase al ordena las pongo.
Como si al salir del metro, o del itinerario habitual y sin embargo no planeado, se encontrara uno aspirando para encontrar esa bocanada de aire que le recuerde que aún está vivo.
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