16 de febrero de 2007

¿Me estás diciendo que son ... colmenas?

El otro día, camino de la facultad, resulta que me encuentro en el Paseo de Recoletos, a la altura de Colón, una serie de cajas. En realidad las había visto antes, pero entonces no estaban... ¿operativas? Pero resulta que cuando me acerqué a ellas (ahora que sé lo que son) El caso es que son una obra de Ben Frost, que según leo, recoge el ruido urbano y lo convierte en una serie de loops de frecuencias graves y sonidos rítmicos para hacernos sentir en el interior de una colmena.

El invento lucía tal que así:


- I Lay My Ear To Furious Latin de Ben Frost (Melbourne-Australia, 1980).

“La caja cerrada

Abrirla es arriesgarse a una ataque de su contenido

Tememos lo que no entendemos

La caja está cerrada y por ello es peligrosa”

Usando 6 colmenas de abejas Ben Frost construye 6 espacios de sonidos diferentes. Cada una de esas pares es un tono de b aja frecuencia que variará sutilmente por lo que junto a ellas, es espectador experimentará el tono y la textura de una colmena. Desde una determinada distacia se podrá apreciar la suma de los armónicos de todas ellas, basada en una narrativa no lineal que fluirá y decaerá a merced de los infinitos algoritmos en bucle.

La colmenas son una imagen poderosa de una agresión pasiva, el insecto individual inofensivo o la masa del enjambre asesino.

Un poquito raro, pero que sin duda de esas cosas que llaman la atención de uno cuando las ve, y de las que hacen a uno pensar un poco sobre ello cuando entiende de qué va. Si no, de qué iba yo a ponerme a buscar qué coño son esas cajas.

El caso es que poniéndome tecnológico, les hice un vídeo y todo para que os hagáis una idea de cómo suena el rollo éste.

Bueno, vaya gracia, parece que los tutubos no quedan bien embebidos con esta plantilla... pues así se queda. Total, para la gente que va a leer esto...

15 de febrero de 2007

Pilas cargadas y ahora la típica lista de propósitos...

... que uno se hace cuando la que tenía hasta el momento no ha funcionado (o sido tan agradecida) como debiera.



Mindungueces aparte, acabo de volver de un viaje post-exámenes por las tierras escandinavas que tanto he echado de menos. Gracias a los dos Migueles por acogernos durante esos días tan nostálgicos para unos, reveladores para otros, y creo que agotadores (curioso esto de cargar las pilas cansándose) para todos.




Es que esto es lo que pasa cuando uno quiere salir de juerga por las noches y sin embargo ser un turista ejemplar durante el día. El viaje comenzó en Goteborg, y Goteborg que nos vimos, archipiélago simpático incluído. Increíble el solazo que nos hizo ese día. Por la noche, discoteca que te crió, por supuesto. Gracias García Baquero, quien quiera que seas porque no te conozco, por prestarnos la habitación. Sin tí no hubiera sido posible pernoctar tan cerca, bien, y barato.

Atención a la puesta de sol.


Al día siguiente, más Goteborg y viaje a Copenhague en Bus, conocimos a los compis de Miguel (Pozo) que estaban celebrando un cumpleaños en la residencia-container, y más discoteca.

Copenhague me flipa. Desde que la conocí hace año y medio, cada vez que he ido (cuatro veces con ésta), no ha hecho más que sorprenderme y encandilarme más. Una ciudad en la que todo está relativamente cerca (estamos hablando del centro y de sitios de interés, sirenita aparte), tiene unos edificios realmente preciosos y una oferta cultural realmente embriagadora. Conocimos una discoteca electro bastante buena, un escenario en Christiania al que se subieron desde jazzeros y bluseros, a reggaeros, pasando por pastelosos guitarreros, una disco reggae con música en directo, un garito de blues de los de pedigrí, en fin... una maravilla.


Un viaje agotador, pero buenísimo. Que así deberían ser todos, vaya, que vamos a estar aquí dos días y no son para pasárnoslos en una habitación con vistas al mar y una playa privada. Al menos, no todavía, y espero que por mucho tiempo.

Ah, por cierto, si alguna vez tenéis que hacer un viaje a algún país friolero de éstos, por favor, no llevéis una bota con un agujero en la suela, llevaos un abrigo algo más consistente que una cazadora de cuero aunque en Madrid os parezca que no va a hacer tanto frío y hayáis vivido un año en Suecia como para saber que sí que lo va a hacer, y aunque parezca innecesario advertirlo, si tenéis que comprobar la consistencia de una capa de hielo sobre un charco/lago/estanque, procurad no hacerlo con el pie.