3 de julio de 2006

Y a su barco lo llamó...

Ssanova.

Sí sí, Ssanova. Ketil me dijo que era porque al anterior propietario del barco le gustaba mucho la Bossa nova, y decidió llamarlo así. Original, es.

Bien, bien, bien, bien, bien. Estoy contento. Conservo todos mis órganos y no noto nada raro, salvo tal vez que tengo la cara casi quemada y los labios definitivamente, algo que no me ocurría desde los 14. Vuelvo a sentirme scout. Ah, y esa sonrisa tontorrona que se tiene cuando pasan cosas como ésta.

Esque vamos a ver, el domingo por la mañana cuando me levanté, no tenia ni idea de que al día siguiente me acostaría a 50 Km de Kalmar, en el barco de un tío al que ni siquiera conocía. Demasiado aventurero o no, después de pasar un día cojonudo con mis amiguitos y amiguitas suecas, ahí estábamos, tomándonos un helado en el puerto, cuando Niklas respondió a una coña mía con algo parecido a:

- Anda y vete a perderte con el tío ese que pide ayuda para manejar su velero.
- ¿Cómo dices?

Y así me enteré de que tres o cuatro barcos más allá, un tipo había colgado un cartelito (mierda, me lo tenía que haber quedado) en el que pedía a alguien que quisiera navegar unos días que lo acompañara hasta que pudiera encontrarse con su hermano que venía de Noruega en unos días.

No me lo pensé más de un minuto, porque seguramente si lo hubiera hecho no le hubiera llamado, pero allí estabamos, cinco minutos más tarde, hablando del itinerario y de la experiencia previa necesaria.

-¿Ninguna? Pues allá que voy. Hasta mañana a las 9.

Aquí estoy con el Ssanova:



Yo, de camino a casa, no podía creer que acabara de acordar reunirme al día siguiente por la mañana con un tío que conocía de cinco minutos, y que para más inri (se reía cuando se lo comenté al día siguiente) llevava una camisa que dejaba leer "Save me from what I am". Cágate.

Ya en mi casa, a preparar la maleta: "¿Y con esta mochila pienso pasar un mes por Europa? Joder, si me voy cuatro días y casi la lleno". Lo dicho, como los niños pequeños, encontré difícil dormirme, de tantas vueltas que daba mi cabeza. Por supuesto que mi madre ni idea del tema, si supiera algo la que si que no duerme es ella. En fin, lo único que había dejado aquí era el nombre completo de Ketil y su dirección. Espero que si algo me hubiera pasado hubiérais montado un CSI cojonudo.

Total, que allí estaba yo a las 9 de la mañana del día siguiente. Mientras explicarme un poco cómo iba a ser nuestro viaje, Ketil me dejó ver que era un tío enrollado. El interior del barco en el que pasé tres días era algo como ésto.



Estaba chulo. Tenía su cocinita (que no se ve en la foto) y su wc, que gracias a Dios no tuve que utilizar. Muy cuco. No es el primer velero en el que había estado en mi vida, pero sí que tenía pinta de ser el más austero y el que más en serio iba de todos. Me refiero a que el Ssanova era un barco para navegar, no de recreo, y aunque no le faltaba de nada, carecía del lujo que se podría encontrar en el típico velero de pareja de alemanes que se van a Malmö el finde.

Y éste es Ketil.


Embarcados ya, pues, y con los objetivos claros, repostamos gasoil y partimos para el sur, hasta donde llegásemos. Con viento no muy fuerte de popa, recorrimos una considerable distancia hasta que Ketil dijo: "¿Oyes eso?". Coño, claro que lo oigo, llevo oyéndolo un buen rato. "¿Crees que será un avión? Esta zona es militarmente activa". "Hombre, puede ser" pienso yo.

Cuando ya debería haber pasado por ahí medio ejército del aire sueco, vemos el primer rayo, y nos damos cuenta de que aviones, lo que se dice aviones, igual no era lo que oíamos. Corriendo como que se nos llevara el alma el diablo pusimos rumbo al puerto más cercano, que afortunadamente estaba en tierra a nuestra altura en esos momentos.

Después de un café y un chocolate, decidimos que, ya que la tormenta había pasado, lo mejor era continuar el viaje, así que allá que nos fuimos, tras cambiarnos de ropa (porque joder, no he visto llover más en mucho tiempo, que lo que nos llovió volviendo a puerto) salimos del puerto y nos dirigimos otra vez al sur.

Dos de las cosas más curiosas que vi en todo el viaje ocurrieron ahora, primero nos encontramos, nada maś salir de puerto, un barco velero chulísimo de nosecuantos metros y tal. Aquí os dejo la foto.

Y luego lo que vimos un par de horas más tarde, cuando navegábamos bastante placenteramente, sin que nos lloviera y con viento favorable, y descubrimos lo que eran esas curiosas estrellitas rojas del mapa.


Estos molinos, vistos de cerca, navegando a cincuenta metros, impresionan de una manera difícilmente descriptible. Apenas se oyen. Monstruos de decenas de toneladas mecidos por el viento como si fueran plumas. Es algo increíble.

Seguimos navegando, siempre rumbo al sur, y alrededor de las 19:30 empezamos a vivir una de las experiencias más desagradables de todo el viaje. Niebla. Pero no niebla de la que te encuentras en ciudad, a la que no le das importancia más allá de lo curioso. "Ostias, es que no se veía ni la casa del vecino". No. Esta NIEBLA (que se merece las mayúsculas) nos pilló en una zona de arrecifes, buscando un puerto donde pasar la noche, sin ningún punto de referencia a la vista, guiados por un gps del MediaMarkt conectado a un pc, unas cartas marinas que ya estaban empapadas, y afortunadamente, un GPS de mano que si que indicaba un poco mejor la posición. Aunque de poco nos sirvió. La niebla más espesa que veo en mi vida y me la tengo que encontrar en el mar el primer día de navegación seria que tengo. "Una niebla que acojona, tronco, acojona". Ahora me río, pero...


Flipad.

Tengo que reconocer que Ketil me impresionó desde el primer momento por la confianza que depositó en mí. Era uno más en su barco, manejaba el timón casi tanto o más que él y mis sugerencias valían lo mismo que las suyas, quiero creer que es porque no eran nada descabelladas. Y de mi orientación, que alabado sea el Doom, no es mala. Coge esta posición, sitúate, grados, minutos, segundos, latitud, altitud, rumbo sur-suroeste, nudos, terminología en inglés... en un día. Y en escenario real, ríete tú de los cursos acelerados de la tele.

Así me encontré dirigiendo el barco a puerto, guiado por el gps cutre salchichero que después nos convencimos de que fallaba bastante. Si señores, la zona por la que navegábamos, toda esta zona sur de Suecia en general, es un infierno para navegar. Supongo que mucha gente de la que no ha navegado por aquí se imaginaba, como yo, que navegar en el mar es fijarte en los elementos de navegación que lleves y contrastarlos con lo que ves sobre el agua, un faro aquí, un faro allá, mira ese saliente... pues no siempre. Esta zona es conocida por su poca profundidad, lo variado de la misma, y sus arrecifes (hijos de puta). Un avispero de peligros submarinos de los que hay que estar tan al tanto o más como de los elementos que se ven a simple vista. Nuestro calado era de 1'5 metros, pero tuvimos que andarnos con mucho ojito en muchos puntos y momentos del viaje para navegar por rutas por las que pudiéramos pasar.

El caso, como ya he dicho, es que del GPS aquél conectado al pc no se puede fiar uno, y prueba de ello es que encallamos. Chocamos con un arrecife. Ese momento en el que tu corazón se encoge, tus poros se abren y la adrenalina recorre tu cuerpo mientras tu cerebro intenta localizar la cartera con la identificación dentro de tu mochila, para salvarla rápidamente cuando tengas que echarte al agua y nadar hacia la costa.

Afortunadamente, navegábamos muy despacio, mucho, por la poca visibilidad y por el peligro que sabíamos suponía hacerlo más rápido, y tras los primeros segundos de confusión tras notar el impacto, di marcha atrás y todo quedó en un susto. Echamos el ancla y Ketil llamó al capitán del puerto. Fueron momentos, como digo, duros.

Mientras Ketil hablaba con el capitán de puerto, me indicaba el rumbo que debía tomar, que yo muy cuidadosamente seguía. ¡Yo era el timonel! ¡En aquella situación! ¡Ole tus cojones, Ketil, me dejas el control de tu barco en esta situación, te fías de mi habilidad para pilotarlo, y nos conocemos de un día! Me caes bien.

Paulatinamente, la niebla se fue disipando y conseguimos llegar a puerto sanos y salvos. Aunque con las piernas temblando y un poco acojonados todavía.

"Tengo que darte las gracias por tu calma y saber estar en esa situación. Si hubiera estado con mi novia nos hubiéramos puesto a discutir sobre qué era lo mejor hacer en ese momento, pero tu has estado ahí calculando posiciones y barajando opciones y rutas. Gracias. Creo que es uno de los días más duros que he tenido en mis diez años de experiencia navegando y el episodio de la niebla, el más intenso", me dijo con una cerveza en la mano. Me río. Creo que es porque estoy contento, desde luego no hay nada gracioso en eso.



Fin del día uno. MI primer día. Menos mal...

26 de junio de 2006

Aventura. ¿Estaré loco?

Hoy he conducido dos karts. Ha sido rejuvenecedor.

Hoy he conocido a Ketil. Tiene unos treintaypico, rastas y ojos claros, vivos.

Su velero tenía un cartel en el que pedía ayuda para tripularlo. Pagaba el viaje de vuelta a Kalmar. Ponía comida y techo.

Mañana me hago a la mar. Tres días.

Increíble. Pero sí señor.

20 de junio de 2006

Los últimos días del Edén

Soy oficialmente el último español de Erasmus que vive en Kalmar. A pesar de que la selección me sigue necesitando (estos suecos son un poco sosos si no están borrachos y el único que armaba un poco de revuelo en el bar era yo) las razones por las que aún me quedo son otras.

Sí que es cierto que Kalmar ha pasado de ser un pueblecito encantador que te cruzas en cinco minutos a un maldito pueblo en el que no te cruzas a nadie conocido en los cinco minutos que tardas en atravesarlo (siempre hablando del centro). Se hace duro ir caminando por la calle y recordar anécdotas, gilipolleces incluso, que viviste con gente que no vas a volver a ver (en un tiempo bastante prudencial, al menos) y saber que ya son sólo recuerdos, que sólo recordarás con suerte si algún día ves una foto y tienes suerte de estar del humor adecuado.

Pero bueno, hay un montón de cosas que se han ido poniendo en la cola para ser escritas aquí, y me parece a mí que lo más seguro es que se queden en el tintero o en las conversaciones de bar. El caso es que he estado atareadísimo entre lo del concierto, facultad, viajes y demás, y hay algunas cosas que me han quedado por hacer, algunas practiquillas en la facultad, que aprovecho para hacer ahora. Así que por las mañanas curro un rato (cuando no escribo emails o pierdo un poco el tiempo), y por las tardes me dedico a disfrutar del veranito sueco, que ahora entiendo por qué desata tantas pasiones entre la gente de aquí.

Si vosotros pasarais de estar dieciséis horas al día a oscuras y a menos diez grados, a tener veintipico, que anochezca (es un decir, nunca oscurece del todo) a las doce de la noche y que a las dos y media de la madrugada ya sea de día otra vez, también disfrutaríais el verano.

Aprovecho hoy para colgar un par de fotos de mi nuevo look, del viaje que nos acabamos de marcar Hélène (F), Maria (Austria), Nuria, Mireia y servidor por Suecia durante cinco días, en Volvo por supuesto. El recorrido y fotaje es carne de otro post, pero me comprometo a escribirlo pronto.


5 de junio de 2006

17 de abril de 2006

Un poco de Kalmar... (¿Lo pilláis?)

Ehm... vale. No digáis nada.

Bueno, pues el viernes por la tarde se acabó la semana de visita de Fer, Felipe, Miguel y Leticia, que por cierto, ha sido muy agradable recibir. ¿A que Suecia mola? Si ya os lo decía yo, que esto es una cosa de locos, aquí la gente lo mismo ve un reno cruzar la carretera que al mismo reno conectado a internet. No sorprende nada, aquí esas cosas pueden pasar. Pero acabé reventado, y ahora ya estamos un poco más calmados para contar un poco por encima qué pasó.

El tiempo que estuvieron de visita lo repartimos entre Kalmar y Estocolmo. Hubo una fase previa en Copenhague, pero no pude unirme, ya lo dije, por un maldito proyecto que había que terminar bien si quería irme arriba. Así que lo comido por lo servido. No sé que tal estuvo Copenhague, imagino que chachi, pero no puedo quejarme. Tuvimos mucha suerte con el viaje, sobre todo por el tiempo. Cuando esta gente estuvo en Kalmar, lo único penoso de su situación es lo atrincherados que estaban los pobres en mi habitación. Los metí a los cuatro, moví la mesa, hice desaparecer muebles, y allí que durmieron. Servidor abusó de la hospitalidad de su amigo Felipe y durmió en su habitación tres días. El tiempo que nos hizo fue la leche, qué decir, ya lo veréis en las fotos.


El domingo fue día de tranquis, entre que hacíamos tiempo para esperar a Fer, que venía dos horas más tarde, les enseñaba mi cuarto y mi facultad, mi "otra" residencia, y les presenté a mis amigos se nos fue el día y parte del siguiente. Nos acostamos tardísimo pero moló.

El lunes fue día Kalmar. Se lo enseñé con la complicidad del buen tiempo, y pareció gustarles, me alegro. Por la noche, tras ir de compras al System Bolaget (ahora ya saben lo que es) estuvimos en el local de mi residencia para hacer fiestas, en una que se alargó hasta las tantas, con hora chanante incluída. El ron es malo. Os lo digo yo, Mr T.



El martes fue un día Öland. Öland, para quien aún no lo sepa, es la isla que tengo al lado. Lo cierto es que no la había visitado aún, creo que estaba esperando al buen tiempo. Pues no tuve mejor oportunidad que ese día, porque no se veía apenas una nube. Aquí va foto vista desde el cielo.

Chula, ¿eh?. Pues nos la hicimos casi entera. Alquilamos un Clio (un S60 estaba fuera de lugar, y de presupuesto), y nos pasamos la tarde de aquí para allá, haciendo una ruta más o menos completita por cada señal marrón que indicaba la presencia de algo. Y allá que nos fuimos:


¿Qué te llevarías a una isla desierta? Un puente... (¿quién sigue?)

Se nos hizo de noche y nos fuimos a ver a un amigo mío (sueco) que trabajaba en un pijiclub-resort y nos tomamos unas cañas y unos cafés (¿Cafés? La puta cafetera entera, joder. Pero yo ya estoy acostumbrado). Se tiró el rollo y acabó invitándonos. Si esque tengo unos amigos...

¡Mirad que atardecer!



Y bueno, también aprovechamos después para irnos a un castillo, fuerte, o lo que quiera que haya sido. Después de cansar a esta buena gente, que si esperad un poco, que si no os mováis durante cinco segundos, que si tal, que si cual, patatín y patatán, hice una foto y algo me llamó la atención. No supe ver bien qué era, en la pantallita de mi cámara nada se salía de lo normal, pero cuando llegué a mi casa y las revelé, me llevé una sorpesa. A alguien no debe haberle hecho mucha gracia que bromeásemos con según qué cosas...


En fin, el caso es que el día no daba para mucho más, y decidimos irnos a casa (eran más de las diez ya, y hacía fresquito). Una cena simpática, y yo a la otra residencia, no a dormir, sino a dejar terminado el proyecto que entregaba esta semana. Lo de entregar es un decir, porque el día que se presentaba el proyecto yo estaría en Estocolmo. Pero acabé mi parte, a las 4 y media, y me fui a la cama.

Me desperté a las 7. Vamos a Estocolmo. Pero eso es material para otra entrada, ya he escrito bastante y hace un día lo suficientemente bonito como para que me de por buscarme algo más que hacer.

Saludos a todos, y respetad el más allá, niños...

13 de abril de 2006

Stockholm!

Tela.

Escribo desde una especie de edificio del futuro (utopico en Espagna, y no voy a poner acentos ahora, estoy vago) en la que los jovenes y jovenas se pueden arrejuntar para escuchar musica, ver peliculas, disegnar camisetas, tomarse un algo, jugar, hacerse unas chapas, coserse algunos parches, actualizar blogs desde ordenadores de ordago y demas historias que hacen que me pregunte por que demonios no se pueden hacer estas cosas en nuestro pais.

La respuesta seria la misma que la de un par de posts mas abajo, la del Musikhuset (este sitio se llama Kulturhuset, por afinidad) y da bastante pena. En fin, aqui estoy, con Miguel, Fer, Felipe y Leticia, esperando a que venga un amigo de Felipe para irnos por ahi a beber algo y a conocer Estocolmo de noche, porque lo de ayer fue un timo (vale que fueramos de tranquis, pero joder, que garito, que musica mas horrible).

Leticia, di algo: "Acompagname a hacerme la camiseta". Bueno, pues envio la entrada y alla que nos vamos, porque si segnores, por tres euritos y medio se puede uno imprimir en una camiseta el disegno que le apetezca. Yo me he hecho uno muy chulo, pero se me ha quemado un poco. Me la pondre igual.

Besitos para ellas y abrazos para ellos, seguid bien, cuidaos, y tal. Magnana vuelvo a Kalmar en un viaje en tren de seis horas con escalas y sin asientos. Si sobrevivo ya os cuento.

9 de abril de 2006

¡Visita!

Hoy vienen a visitarme Miguel, Leticia, Felipe y Fer. Forman parte de un reducido grupo de gente que se anima a entrar al blog y a saber qué tal me va, y es todo un honor recibirlos en mi txiki-habitación.

Aunque va a ser un agridulce fin de semana, porque me hubiera gustado mucho poder unirme a ellos en Copenhague desde un principio, que es lo que tenía planeado, pero no ha podido ser porque tengo que tener un proyecto preparado para esta semana, y el tiempo aprieta. Supongo que lunes y martes, que es el tiempo que estamos aquí, no podré dedicarle mucho tiempo, y he creído más conveniente currelar un poco aquí. Es un poco putada, pero ajo y agua.

Y eso es exactamente lo que estoy haciendo, toda la mañana en la facultad, mientras escribo me como una hamburguesa del Frasses, una hamburguesería cercana a mi casa, y aquí estaré hasta las 21, que es cuando vienen a la estación.

Y encima tengo un poco de resaca de la fiesta hippy de ayer.

1 de abril de 2006

¡Y un país nuevo!

Pues sí señores, voy cogiendo ritmo. Acabo de llegar de un bar cerca del castillo en el que generalmente ponen buena música, blues, jazz, y rock, pero que hoy se ha convertido en un club de salsa (¿?) y allí que nos hemos puesto a inventarnos pasos. Nos ha quedado muy saleroso, todo hay que decirlo.

Total, que mañana me voy a Estonia, me levanto en tres horas y aún no tengo la maleta hecha ni he sacado las pelas... argh que sueño. Porque llevo un día que me he pegado un trote... todo el día en la facultad, pero ha estado guay porque me he quitado unas cuantas cosas de encima.

De todos modos es un viaje cortito, en barco, vuelvo el lunes, pero para ver Talin y conocer más cosas, si no lo hago ahora no lo hago nunca.

Me voy a traer medio duty free de drogas legales.

27 de marzo de 2006

Foto rápida (I)

Göteborg. Febrero.


Y lo de rápida es porque me ha dado por subirla ahora.

21 de marzo de 2006

Oh, glorioso día el de hoy

Y al primer cabrón que me venga con que en Madrid ya habéis visto el sol hace tiempo lo flagelo.

Resulta que hoy es primavera. ¡Síiii! Y ahora entiendo la devoción que le tienen estos escandinavos. Hoy Kalmar ha amanecido bajo un espléndido sol, sin apenas una nube, amenazando los montones de nieve que desde hace tres meses se vienen acumulando en los bordes de las aceras y en las plazas.

Ha sido como recibir adrenalina en vena, saltar de la cama, ponerme a Dylan y Aerosmith para desayunar, y correr a la facultad a terminar cuanto antes las tareas pendientes para poder aprovechar el buen tiempo que por fin parece que se avecina. ¡Yuhuuu!

Hoy va a ser un buen día.

18 de marzo de 2006

¿Y qué hago yo en una orquesta?

Buenas.

Si alguien se acuerda de la Musikhuset de la que hablé hace poco, no le costará entender además que hay una sala grande grande que está cerrada bajo llave, con un piano de cola, cuatro bajos y guitarras eléctricas, un elenco increíble de insturmentos poco comunes, rascas, maracas, xilófonos, y demás parafernalia suficientemente rara como para que alguien se quede husmeando un buen rato.

Pues en eso estaba yo, aprovechando un día que pillé la puerta abierta, cuando me encontré con Gosia, una de las polacas que tenemos aquí. Total, que a lo tonto a lo tonto, me dijo que si quería intentar entrar a formar parte de la orquesta de la universidad, y yo dije "¿jarl?".

Me defiendo un poco con una guitarra, la verdad es que no demasiado, me entretengo un rato, y tal, pero ¡qué cojones!, el que no llora no mama, y si quieres aprender a nadar tienes que mojarte el culo [/pulp]. Así que ayer me pasé por la prueba de nivel, ya que había más gente interesada, y mira tú por donde, ¡soy el nuevo bajista!

La orquesta se está preparando para un musical que se estrenará el 6 de Mayo, y hay que prepararse 12 canciones para entonces. Que tenemos que practicar a toda hostia, vamos. De todos modos no me importa, todo lo que sea tocar y ensayar, bienvenido sea, y por mí cojonudo.

También entró una chica francesa que toca el piano, muy maja, así que junto a la polaca, tampoco estoy solo. Pues eso, que de momento muy contento.

Y hoy, para acallar a toda esa gente que a la mínima me restriegan el buen tiempo que ha empezado a hacer en Madrid, diré que hace un día espléndido, la nieve está empezando a derretirse (lo que implica charcos que son divertidísimos cuando vas en bici, pero bueno, yo lo prefiero a que siga con todo con nieve por todos lados), y estoy a punto de salir a dar una vuelta, hacer unas compras, y pillar un poco de alcohol, que luego siempre me quedo sin cuando llega la noche, y ando gorroneando.

Que paséis un buen fin de semana. Y dejad comentarios coño, que si tengo un blog es también para saber de vosotros. O mandad un mail, o...

En fin :)
que os cuidéis, recuerdos de parte de vuestro nórdico favorito.

10 de marzo de 2006

¡Brbrbrrrrr....!

Ojo al dato. Ya sé que esto es Suecia y todo el rollo, pero estamos tirando al sur, y casi a mediados de Marzo ya. Es una experiencia extraña que salgas a la calle y se te hiele la barba.


En fin, ya he sacado algunas fotos chulas de estas de montones y montones de nieve, de estas que hacen que le entren ganas de decirle a más de un galo lo que es el frío de verdad y que me dejen de ser tan nenas. Cuando las pase al ordena las pongo.

9 de marzo de 2006

Musikhuset

Estoy musical últimamente. Y es que descubierto un edificio cerca de casa, que está abierto 24/7 (gracias a un codiguillo que me pasó un compañero de corridor sueco, ¡ole!) en el que hay unas 10 habitaciones, con dos guitarras clásicas, un piano, un teclado, y un pc con altavoces cada una. Contrabajo y batería en otra habitación aparte. ¡Y por supuesto gratis! Por ser estudiante. Estamos en Suecia, y en cosas así la verdad es que se nota.

Me gustaría hacer una porra con lo que cada uno piensa que duraría un sitio así en España. Yo creo que tres semanas hasta el primer graffiti, y la última guitarra la joderían/robarían a los dos meses, a lo más tardar.

En fin, el caso es que ahí está, vamos a sacarle provecho. Conozco una francesa que toca el piano (¡Yann Tiersen!), y una sueca que pilota que da gusto también, y más gente que toca la guitarra. Ya hemos ido a improvisar alguna vez y es realmente guay. No digo que el nivel sea la hostia, pero es muy gratificante.

Y bueno, escribo estas líneas desde la facultad a punto de irme a un bar cerca del castillo (no me puedo creer que nohaya puesto fotos del castillo aún) (¿las he puesto? Ni me acuerdo...) en el que hay música en directo, blues, y suele haber jam session. Esta sí, de las buenas, pero igual de chula.

¡Saludos a todos y pasadlo bien!

4 de marzo de 2006

Sueconsejo

Si alguna vez tenéis la oportunidad de volver a casa a las cuatro de la mañana, pedaleando sobre veinte centímetros de nieve, envueltos por el mayor de los silencios y el tintineo de vuestra bici amortiguados por el nevado paisaje, a lo largo de un lago helado y una luna que embruja la noche, no la dejéis pasar.

Consejo de amigo.

3 de marzo de 2006

¡Y más nieveeee!

Que me encanta, que quede claro. Pero a estas alturas del año, y teniendo en cuenta que estamos en Kalmar, que no está especialmente al norte del país, choca que ayer estuviera todo el día nevando y hoy la ciudad haya amanecido con una bonita capa blanca (añadida al hielo que quedaba de las anteriores, que no olvidemos que estaba por todas partes) de unos 15 centímetros. ¡Mola!

Y esque caminar de noche sobre la nieve, sin hacer ni un ruido, pisando el acolchado manto blanco mientras oyes tu música y te fumas un cigarro antes de ir a dormir, merece ser descrita. Yo por lo menos ni me entero del frío. Me trae recuerdos de la infancia bastante agradables (estamos sensibles hoy, si, qué pasa) y me hace estar un poco más cerca de ese mundo que a veces pecamos de olvidar cuando vivimos en una gran ciudad.

Dejando esta happy-introducción aparte, estoy bastante hasta arriba de curro. Irse a Londres casi una semana decidiendo las fechas un mes antes sin saber lo que te vas a saltar cuando te vayas tiene estas cosas. Que se llevan con gusto, no digo que no, pero ahí están. Del trabajo de los robots a prepararme los laboratorios de dos asignaturas, y el examen de otra, todo se lleva mi tiempo. (¡Mientras escribo esto ha empezado a nevar en condiciones otra vez! Veo máquinas quitanieves por las calles desde la ventana de la facultad). Pero será como todo, echarle narices y adelante.

A por la siguiente ola, que diría el otro. Pues allá que vamos.

Saludos a quien lo lea.

1 de marzo de 2006

Cada vez más cerca

No tengo término medio, o no actualizo en semanas, o (como ahora), tras estar desconectado de cualquier cosa más sofisticada que un teléfono, me entra la furia posteadora. Pero esque he alucinado.



¿No flipáis como yo?

Roto desde Londres

Acabo de llegar de un imposiblemente largo viaje de vuelta desde Londres. Me fui el jueves con mis dos vallisoletanos preferidos (como que son los únicos), en otro (increíblemente también) largo viaje a la capital británica para conocer de primera mano la verdadera capital que no pude comprender cuando fui anteriormente, con 11 y 14 años. Esta vez sí.

Pero de verdad, estoy roto, hoy he viajado en metro (2), en tren(3), en autobús (2), en avión (1) y en bici (1), he lidiado (inútilmente) con dependientas hijas de puta con cara de perro de Ryanair, dormitado y leído en las más absurdas posiciones, gastado más dinero del previsto (más aún) y no puedo más. Han sido más de 13 horas de viaje (como a la ida), y después de la chaqueta que me he pegado estos días no puedo más. Solo puedo decir que Londres ha ganado muchos enteros esta última semana, se ha mostrado como la capital que siempre esperaba que fuese, y que sólo ahora creo que es.

No se si poner primero las fotos y segunda parte de Goteborg (están en borrador) o liarme con Londres. En fin, sea como fuere, y como diría Margaret Thatcher (Thaaat - Cheeer, muchachada) "Empecé una entrada y la terminé. Y la gané".

Aaay, qué tarde es, qué cansadito que estoy, y cuánto tengo aún que currar.

7 de febrero de 2006

Göteborg (I)

¡Fin de semana movidito! Por fin un poco más de turismo interno del bueno, que siempre viene bien. En esta ocasión ha sido, como el lector atento habrá adivinado, Göteborg la afortunada ciudad que ha recibido a 10 estuidantes de intercambio con ganas de conocer un poco de mundo. Y de irse de juerga, qué cojones.

El sistema de Suecia de ferrocarriles es bueno. Y cuando digo bueno, por favor, contad con que ya estoy acostumbrado a la manera de funcionar de esta gente para con los relojes (os podría jurar que me he vuelto un poco más puntual y todo) y que hace más de dos años que no me monto en la mierda del Talgo. Supongo que tendría que decir que es la leche en bolas, hablando claro. Puedes ir de casi cualquier ciudad a otra en tren, es como si fuera un metro gigante con unos horarios tan bien puestos que como mucho tienes que esperar un cuarto de hora hasta coger el siguiente tren a tu destino. Y por supuesto, si tu tren sale a las 16:17, como llegues a las 16:08 estás jodido (y no, no me pasó, que ya os estoy viendo, es sólo un ejemplo).

Pues nada, cuatro horitas de tren, y "Hola Göteborg". Amo los sudokus - gracias Miguel por descubrírmelos - para los viajes, me puedo pasar horas intentando hacer que todos los numeritos se pongan en su sitio y no me entero de que pasa el tiempo. Hombre, ya que está uno en Suecia, pues levanta la vista de vez en cuando y se pone a admirar (no hay otra palabra) el tremendísimo paisaje nevado desde el tren, con su música puesta, y se deja ir. Entre que nos vamos y venimos un par de veces ya estamos en Göteborg, como decía, y nos disponemos a coger el tranvía hacia el hostal.

Es un youth hostal, que vale, que no nos esperábamos el jodido Ritz, pero lo que sí que nos hubiera molado un poco más era tener a alguien en la puerta para abrirnos cuando llegamos a las 10 de la noche. Esque hasta en Atenas. Y mira que les habíamos enviado mails y demás avisando que íbamos a esa hora, pero nada (un caramelo para el que haya pensado que se hicieron los suecos). Qué frio, jooooder... veinte minutazos ahí viendo nevar y nevar, los tres españoles, dos holandeses, dos francesas, la polaca, la austríaca y la australiana que formábamos el grupo.

Cuando por fin nos abrieron y entramos a la habitación (sí sí, habitación, que era para 10, molaba un montón), estuvimos un par de horas de botelloncito (cervezas y vodka, tampoco hay para más con lo que cuestan aquí esas cosas) y nos decidimos a salir. Quisimos coger el tranvía pero el muy cabrón se nos escapó por los pelos, y eso que nos hizo correr en nuestro estado. Total, que llegamos al centro... y joder, qué nivel Maribel. Demasiado. Pedían 25 años para entrar en todos los sitios a los que quisimos entrar, cinco o seis, y eran lo que podríamos decir bastante pijos con la ropa. No es que ninguno de los que estábamos allí no hubiéramos podido pasar, pero te dejaban bien clarito que "well dressed, and over 25".

Pues nada chatos, vosotros os lo perdéis. Dimos unas vueltas por algunos bares, que cerraron antes, cenamos un poco (o lo que sea a esa hora, porque desde las 15 allí no comíamos ninguno y serían las 3) y nos volvimos a casa en taxi. Ilegal, conducido por un mozambiqueño de puta madre que nos dejó en la puerta del hostal. ¡Taxis ilegales! En Suecia hay a patadas. Con otras cosas pueden andarse con más ojos, pero taxis ilegales, o black cabs, en todos los sitios a los que he ido. Y de momento parece que son de fiar. A veces, como el Albano con cicatrices de Växjö, acojonan un poco, pero son buena gente y tienen buena reputación, así que no temáis por mí, tranquilos :).

Llegamos al hostal, cansados y helados, y aún nos quedaron fuerzas para un par de birritas más antes de sobar como auténticos campeones. 6 horas, pero como campeones.

El sábado fue otro día, y como estoy que se me cierra un ojo, lo cuento mañana. (No seas quisquilloso Tronen, tú eres el que *mejor* espera las entradas de mi blog de todos).

Ale, a cuidarse, besitos y abrazos para todos.

2 de febrero de 2006

Deshielo bloguero (el de la nieve tiene para rato)

Ufff... sí, he tardado un montón en actualizar esto, aunque espero que lo comprendáis, pero esque hasta el 20 de Enero no tuve vida, el último examen lo tuve el viernes pasado (28 Ene), y desde entonces me he estado recuperando como he podido del estrés y esas cosas.

Pero ya estoy otra vez en la brecha, con otros tres cursos, y unas cuantas cosas más por ahí que iré contando. Lo primero de todo. ¿Habéis visto por la calle alguna vez montones de dos metros de nieve? Yo sí. Y más de los que os imagináis. Cuando llegé a Kalmar, fue lo primero que me impactó. Claro que era fácil impactarme. Vaya viaje.

Con mi habitual previsión de tareas y la organización milimétrica de la que sabéis que hago gala, me encontré a las 4 de la mañana del mismo día que me iba camino de mi casa con la idea de hacer la maleta. 7 horas tenía, más que de sobra (siempre lo son) para lo que tenía que hacer. Joder, entre pitos y flautas, que si esta bufanda, que si mira que guantes, que si hay que sacar la ropa del cesto de la plancha (que había, por algún extraño motivo, vuelto a llenarse solo) y demás historias, podéis suponer que dormí media hora antes de levantarme e ir al aeropuerto.

¡Me he traído la guitarra! Fue una suerte encontrarme a aquél encargado de Spanair tan majete que me dejó subir la guitarra al avión como equipaje de mano, aparte de la mochila. El tío tocaba y dijo que me entendía perfectamente, así que se tiró el rollo y me la pasó como equipaje de mano. Qué tío tan enrollado. Los pasajeros de aquel vuelo que iba hasta las trancas se cagarían en su puta madre cuando ocupé la mitad de un compartimento con ella, pero a mí el tío me pareció un solete.

Llegado a Copenhague, a cuyo aeropuerto me empiezo a acostumbrar, toca recoger maleta e ir a por el billete. Joder, problemas con la maleta, ¡qué bien! Pues eso, media horita de espera ahí como tontos, hasta que por fin salió.

- Un billete para Kalmar, por favor.
- El tren acaba de salir hace cinco minutos.
- No jodas... bueno, ¿cuándo sale el siguiente?
- En dos horas y media.
- Vaya... qué bien... ehm, bueno, dame un billete.
- Vale, a ver... ehmm... oye, hay un problema, no me quedan billetes para ese tren.
- O_o
- A ver, que te miro para el siguiente... vale, sale a las 6.
- Bueno venga, qué se le va a hacer, dame un billete.
- Ehm... sólo quedan billetes de primera clase.
- ¿Y cuánto cuestan?
- 80 €.
- ¿Tienes a mano el teléfono de algún hotel? (A mal tiempo buena cara... irónica, pero buena)
- Jajaja... bueno a ver, que el último tren sale a las 7 y media, a ver si queda algo...
- Venga venga venga venga venga...

Hubo "suerte", así que pillé billete para el último tren, que haría que llegase a Kalmar más de doce horas después de haber salido de Madrid. Es decir, 12 horas para hacer un viaje de 6, en un día de estos que te pasas medio zombi.

Por suerte, medio freak que es uno, me llevé un par de pelis en el bolsillo de la chaqueta de las que di buena cuenta en el aeropuerto y en el tren. Amén de pagar lo que nunca me imaginé que pudiera llegar a pagar por una conexión wifi en el aeropuerto de Copenhague, 8 ó 12 euros por una conexión de 4 horas, aunque lo que voló el tiempo estando conectado y lo "un poco freak" que me sentí no tiene precio.

Pero hablaba de los montones de nieve. Me encontré Kalmar enterrado en nieve. En navidades nevó de lo lindo y me chocó un montón verlo así, como me imaginé que sería cuando me dieron la beca, blanquito. Que vaya puta gracia hace arrastrar la maleta hasta tu casa a las once y media de la noche , con una mochila y un maletón guitarrero al hombro, sobre nieve y hielo salpicado de grava (para que no resbale tanto, ya contaré cómo combaten los suecos el hielo y la nieve en otro post), por supuesto todo esto a unos -9 grados. Por fin llegué a casa, abrí la puerta sintiéndome robocop (ya os pondré un vídeo, lo prometo) y me tiré en la cama.

Y al día siguiente, a las 10 de la mañana, meeting con el contingente asiático del grupo de Wireless Comm. para preparar las reuniones previas a la presentación del proyecto. El viernes, examen de 7 horas. Sí sí, 7 horazas, repartidas en dos exámenes con materia común. Y por supuesto, en navidades estudié dos días. Qué gloriosa perspectiva.

Mañana cuento más. Para desentumecer el alma bloguera vale con esto, gracias a todos por haber seguido entrando en el blog a pesar del mes que lo he tenido hibernando, a partir de ahora lo moveré bastante más, palabra.

¡Saludos a todos!